Lo peor no es la corrupción, que en deporte llaman dopaje, sino soportar a un tropel de políticos ladrones –en Mallorca, perdón por la redundancia– que encima se consideran perseguidos, y nos mortifican balbuceando patrañas noveladas. En ciclismo se inventan fascinantes historias de bistecs, muy aplaudidas por los periodistas de cámara de los campeones. Una mujer valiente ha arramblado con la farsa. Tras dar positivo, Marga Fullana confiesa que "tuve la maldita oportunidad de conseguir esta sustancia", confiesa que "soy una estúpida"