Merece la pena dedicar un momento al discurso de Barack Obama, un político que no utiliza los tópicos que garantizan los aplausos del público. Hacía mucho tiempo que un político no me inspiraba esperanza con su discurso. Hay que reconocer que es capaz de conectar con el pueblo de un modo que se había perdido en política. Se embarca en una misión tan arriesgada como ardua, pues se enfrenta a los males que todos conocemos de Estados Unidos. Próxima estación, New Hampshire. Transcripción:
www.lavanguardia.es/lv24h/20080105/53424185209.html