En la India hay más de un millón de letrinas sin sanear. O sea, pozos sépticos que han de ser limpiados a mano. Tradicionalmente, los encargados de esta tarea considerada como denigrante han sido las personas de las castas más bajas, apestados sociales de los que Gandhi llamó 'Harijans' o 'niños de Dios'. El oficio, o más bien la obligación, pasa de padres a hijos y son miles las familias que viven de limpiar los desechos de otros, con sus propias manos desnudas (en malas condiciones) y encima siendo despreciados por ello.