[c&p] El pasado viernes, poco después de saber que su hijo había perdido ocho materias, María Olivia Cardona llegó hasta su casa, en Ciudad Bolívar, e ingresó al cuarto del menor para dialogar del tema.Pero adentro, la escena era desgarradora: su hijo estaba tendido en el suelo, con un impacto de bala en su cabeza. Y sobre la mesa del comedor, una carta, escrita por él mismo en una hoja de cuaderno, a manera de testamento, en donde le pedía perdón a sus padres por sus malas calificaciones, razón por la cual, dijo, acabó con su vida.