Il Sugo, es decir Su Majestad la Salsa, es la única institución que todo italiano respeta y venera. No hay familia que no tenga su propia manera de prepararla, su propio ritual para comerla, no existe nonna que pase a mejor vida sin haber comprobado que su legado gastronómico haya sido comprendido por nuera e hijos, mamma que no sople la receta a sus chavales que se emancipan y dejan el nido. Eso es lo que pasa en el espléndido documental, Italianamerican, de Martin Scorsese en 1974.