El sistema de los intermediario financieros (los que se dedican a la reunificación de créditos) es sencillo. Se coge el crédito hipotecario, se suma el del coche, se añade lo que se debe por la tarjeta y a todo ese dinero se le aplica una jugosa comisión (a veces de hasta el 5% del total) y todas esas deudas, si el inmueble las soporta, se convierte en un crédito hipotecario negociado con un banco.