Al final, como si de un padre se tratara, Ángel María Villar otorgó el perdón, el indulto a José Mourinho y Tito Villanova. Sus pecados han quedado en el olvido. No serán juzgados, ni castigados por haber dado una imagen lamentable que rebasó todas las fronteras. El dedo del portugués que se fue a meter en el ojo del ex segundo de Guardiola quedará sin sanción, así como el empujón y golpe de nunca de Villanova al técnico del Madrid.