Podría, debería, haber sido una de las protagonistas de esa megacampaña publicitaria de ropa deportiva, “Imposible is nothing”, pero los creativos, a veces, optan por el camino fácil. Porque si alguien encarna el espíritu de superación a través del deporte esa es Teresa Silva. Todo empieza con un accidente de parapente en 1989, con 30 años, una operación en el Ramón y Cajal, nueve meses en el Hospital de Parapléjicos de Toledo y una nueva vida, diferente, a la que adaptarse.