La proteína que resplandece en color verde, y que le dio el Premio Nobel a sus descubridores y desarrolladores, ha encontrado finalmente su papel en la naturaleza: pintar el mundo de rojo. Al parecer, la proteína verde puede donar electrones a otras moléculas en un proceso potenciado por la luz. Estos electrones juegan un papel esencial en una variedad de procesos celulares, y podría significar, por ejemplo, que la GFP es utilizada en algunos organismos para percibir la luz. Traducción en
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