[c&p] Caso cerrado. Tutankamón, el faraón más célebre del Antiguo Egipto pese a la mediocridad de su reinado, no murió asesinado por su general Horemheb, que aspiraba a sucederle en el trono. Ni padeció peste bubónica, tuberculosis, lepra o leishmaniasis, plagas comunes en el delta del Nilo durante su mandato, entre los años 1333 y 1324 antes de Cristo. “Tutankamón padecía malaria severa y también tenía los huesos muy débiles, además de una deformación en la pierna izquierda que le obligaba a caminar con dificultad”, explico Zahi Hawass.