Si. Aunque mucha gente lo ignore, la Luna no es el único objeto celeste que acompaña la Tierra en su viaje alrededor del Sol. Existe un segundo cuerpo, un asteroide llamado Cruithne, que comparte nuestra órbita de forma “no estable”. Con un diámetro de sólo 5 kilómetros, este cuerpo descubierto por Duncan Waldron el 10 de octubre de 1986, describe una trayectoria que vista desde nuestro planeta se asemeja a una herradura, moviéndose entre las órbitas de Mercurio y más allá de la de Marte, atravesando en cada ciclo la de la Tierra.