No hace mucho, me senté delante del ordenador, lancé la cola del frac por detrás de la banqueta como hacen los pianistas y, tocando las teclas sin desafinar ni un pelo, escribí: SEC 1.- EXT. DÍA TERRAZA Os juro que en ese mismo momento, incluso antes de escribir las primeras acotaciones que vendrían después, yo ya pensaba que acababa de hacer magia. Me sentía inspirado, creativo, el puto amo. Sólo había escrito el encabezamiento de la primera secuencia y ya había conseguido situar la historia en un contexto mágico. Imaginaba...