Parece contradictorio que alguien pueda escribir un libro borrando palabras en lugar de ponerlas, pero ese es el método de escritura que Antonio Orihuela siguió en su novela experimental X, publicada en 2005. Al cumplir 38 años una amiga le regaló una novelita del oeste de esas de quiosco, literatura de folletín o de fast food, para que descansara de sus lecturas eruditas y al mismo tiempo demostrara que de cualquier libro, independientemente de su calidad, se puede sacar algún provecho.