En los años 70, Marina Abramovic mantuvo una intensa historia de amor con Ulay, lo que dio lugar al periodo más provechoso para los dos artistas de performances. En los 80, cuando su relación ya no daba para más, decidieron recorrer la Gran Muralla China, empezando cada uno de un lado, para encontrarse en el medio, abrazarse y no volver a verse nunca más. Cada uno caminó 2.500 km, se encontraron, y despidieron.