Las mujeres coquetas hacen ya mucho daño, aunque los hombres, más fuertes, menos atentos a los sentimientos por exigencias de su trabajo, y destinados a los sentimientos por exigencias de su trabajo, y destinados a servir de centro a todo lo que les rodea, no tengan en el mismo grado que las mujeres la noble y peligrosa facultad de vivir en otro y para otro. ¡Pero qué cruel se hace este manejo, a primera vista frívolo, cuando se ejerce sobre seres débiles, que no tienen otra vida real que la del corazón, otro interés profundo que el del...