La calma que se ve en las calles comerciales del centro de Alcalá de Guadaíra es ficticia. En realidad, hay intranquilidad. A los comerciantes les preocupan las tiendas chinas. "Se hacen con todo", se queja una de ellas. Les preocupa que tengan horarios imposibles. "Cuando llegamos, ya están, y cuando nos vamos, siguen", comentan. Y que los precios caigan. "Vienen aquí, apuntan los precios, hacen fotos..." dice una tendera.