Durante las últimas décadas, han venido saliendo al aire unas estaciones de radio muy raras; casi se podría decir que fantasmagóricas o, cuanto menos, espectrales. Las más conocidas han venido a llamarse, por falta de mejor nombre, estaciones de números. La razón es sencilla: día y noche, incansablemente, a horas y frecuencias exactas, una voz de hombre, mujer o incluso infantil emite al mundo número tras número sin sentido aparente, intercalando de vez en cuando alguna palabra o música.