Como en todo buen tiempo de crisis, además de los profetas del fin del mundo, proliferan los curanderos que prometen todo tipo de remedios milagrosos sin recurrir a la "perniciosa" medicina occidental, que, según ellos, tan sólo nos envenena y por alguna razón misteriosa nos mata, pero tan lentamente que ha sido capaz de prolongar la esperanza de vida de los humanos desde unos 25 años a unos 80 más o menos. Y lo peor es que quien queda seducido por estos chamanes no puede volver a la razón por ningún argumento lógico o estadístico.