"Podemos reírnos del culto alemán a los títulos académicos, pero revela qué valores prefieren. [...] Cuando el barón zu Googleberg cayó de su pedestal, The Economist calculó que casi uno de cada cinco miembros del Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán, tenía un doctorado, frente a 1 de cada 33 miembros del Congreso de Estados Unidos, y ni uno solo de sus senadores. Antes, tener un doctorado era casi un requisito imprescindible para entrar a trabajar en un periódico serio y de prestigio como el Frankfurter Allgemeine Zeitung"