Estos japos están muy locos, creo que no les supera ni la hija del exorcista. El profesor Isao Shimoyama, jefe del equipo de bio-robótica de la Universidad de Tokio, le encantan las cucarachas, por esa razón, como si de un coche de juguete se tratara, les implanta un receptor en la cabeza por el que a través de un mando las conduce por su escritorio.