Iba a ser un crimen fríamente calculado, una de los tantos homicidios por encargo que ocurren cada año en Brasil. Pero una serie de ingredientes imprevistos, incluido el ketchup, convirtieron el caso una receta para la risa. La historia tiene lugar en Pindobaçu, un pueblo del estado brasileño de Bahía a 414 kilómetros de Salvador, y la supuesta víctima a ser ejecutada era Erenildes Aguiar Araújo, mejor conocida localmente como Lupita...