Ocurrió el domingo, varias horas más tarde de lo esperado. Una llamarada solar de clase M3, entre las más potentes en la escala y provocada por la mancha solar 1401, impactó contra el campo magnético de la Tierra. Durante un corto espacio de tiempo, los satélites en órbita geoestacionaria quedaron expuestos al plasma del viento solar y, como un eco del fenómeno, impresionantes auroras llenaron de sábanas fantasmales los cielos de Rusia, Dinamarca, Escocia, Inglaterra y Noruega.