Aún hoy se cuentan interrupciones increíbles. “¡Hacía skate y me pegué una hostia!” grita uno. “A mí me pilló en la ducha, enjabonado”, dice otro. “Entrenando a los gallos de pelea, se volvieron locos”. “Ha sido Dios.” “Mi perro enloqueció y le mordió a un crío en la cara.” “Estaba con los tomates, la tierra hervía.” “Me estaban operando esta mano, los cirujanos siguieron con el techo cayendo encima.” “Iba en moto, se me fue la rueda, pero más delicado es lo de mi primo…” Por las caras me lo imagino. “¡Se la estaban comiendo!”