Una información más, un nombre que siempre estuvo en todas las quinielas, una crónica semanal de cómo respira y se mueve el PSOE... y, sin embargo, saltaron todas las alarmas. El simple hecho de que trascendiera, el pasado jueves que Eduardo Madina entraba en la liza por el liderazgo socialista y exploraba sus posibilidades hizo temblar los cimientos de la calle Ferraz. Y no era para menos. Porque si hay un nombre que pueda concitar la unanimidad de las más variopintas familias que cohabitan en el socialismo ése es el del joven diputado vasco.