El malestar derivado de la gestión que la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, realiza de las obras del AVE a Francia ha cruzado las fronteras. El retraso de tres años que acumula el trazado, así como la dosificación de esta información, ha sentado muy mal en Bruselas, donde el vicepresidente de la Comisión Europea, Jacques Barrot, ha enviado una dura misiva a Álvarez cuestionando su modus operandi y reclamando explicaciones.