El descubrimiento de un fósil en el Ártico, en una zona perteneciente a Canadá, ha aportado nuevos datos que permiten explicar por qué las focas tienen aletas, según una investigación publicada en la revista Nature. Es el eslabón perdido de las focas, justo en medio del paso de la tierra al mar de esta especie. El estudio, encabezado por Natalia Rybczynski, del Museo Natural de Ottawa (Canadá), demuestra que las focas pasaron durante su evolución de animales terrestres a marinos por una fase intermedia, en la que habitaron en agua dulce.