Unos neurólogos estadounidenses descubren cómo la amígdala ayuda a determinar la distancia cómoda entre personas.Las personas no suelen sentirse cómodas en el ascensor lleno, aunque no vayan apretujadas. La excesiva proximidad, la cara de uno demasiado cerca de la de otro, hace que uno mire al suelo, se sitúe de perfil y cuente los pisos con una cierta impaciencia esperando que el viaje acabe cuanto antes. ¿Por qué? Unos neurólogos de Caltech (EEUU) han identificado una estructura concreta del cerebro humano.