Extremadura era la tierra de las grandes dehesas, de los encinares centenarios; la tierra de la ganadería, donde se nutrían numerosas piaras de cerdos, rebaños inmensos de ovejas y manadas magníficas de yeguas y vacas. Pero Extremadura acaba de ser rebautizada como Extremasex, pues la actual Junta de Extremasex, y más concretamente el denominado Consejo de la Juventud de Extremasex y el Instituto de la Mujer, han despilfarrado 14.000 euros en un folleto que promociona e incentiva la masturbación, los juguetes sexuales y los aceites lubricantes.