A los mandarines de la supuesta cultura, y por lo que parece también a numerosos serviles de su ámbito, no les ha hecho gracia la aparente retirada del artículo 17 bis de la reforma de la LSSI. A la SGAE y compañía les ha molestado que el Ejecutivo aprobara un proyecto de ley del que se había retirado el otorgarle a las sociedades de gestión de derechos de autor una terrible capacidad censora y de intromisión en los ordenadores de los ciudadanos.