Crear el haz de luz más potente jamás producido es el objetivo de un experimento paneuropeo que se espera sirva para luchar más eficazmente contra el cáncer, eliminar residuos radiactivos e incluso abrir nuevas puertas a la física de materiales. Este láser, que se espera sea el más potente del mundo cuando entre en funcionamiento en 2015, se instalará en el Instituto de Física Nuclear de Magurele, a 15 km de Bucarest, un centro puntero en su día dentro de lo que fue el bloque comunista, y que espera recuperar su importancia