Solo unos centenares de metros separan la curva de Angrois donde descarriló el Alvia de Madrid a Ferrol del hospital público más cercano. Un centro dotado con más de 70 camas, quirófanos y una UCI que en la noche del jueves al viernes no recibieron a uno solo de las decenas de heridos que dejó el accidente ferroviario. Una médica del hospital de Conxo, que pide anonimato, resume así su frustración: “Se presentaron muchos voluntarios: médicos, enfermeros, auxiliares... Se abrieron camas, se prepararon los quirófanos, estaba todo listo".