La colombiana Amalia Mendoza sufrió un accidente de trafico en el año 2001 que la dejó sin la mayor parte de su cara. Perdió el pelo, ambos ojos y la nariz. Años después, su hija la llevo hasta Naples, Florida, EEUU, para que el cirujano maxilofacial David Trainer le implantara una prótesis facial. En los huesos de su cabeza se colocaron unos implantes de metal para sostener la prótesis mediante sujeción magnética. Para fabricar la prótesis, en silicona, se hizo previamente un molde de la misma en cera. Esta se añade terminada la operación.