Aunque a simple vista parezca un musgo más, este es muy especial. Y no sólo porque se trata de una planta muy primitiva, similar a las primeras que conquistaron la tierra firme hace 450 millones de años. Ni tampoco por ser un eslabón entre las algas acuáticas y las plantas terrestres. Lo más interesante es que este musgo unicelular es capaz de adaptarse al frío, al calor, e incluso a la sequía extrema. De hecho, aunque Physcomitrella sufra una deshidratación durante un largo período de tiempo, es capaz de volver a crecer.