Una fotografía del director del periódico El Mundo riendo a mandíbula batiente a la salida de la Audiencia Nacional, a la que había acudido a declarar como testigo sobre los originales de Bárcenas que había entregado días antes al juez, ha suscitado una pregunta obvia: ¿de qué se ríe Pedro J. cuando la situación del país, de la política española, de los partidos políticos, de la sociedad civil no es precisamente de carcajada?