En el puerto de Gijón cuando yo era pequeño
los marinos silbaban al cielo y al infierno,
en cada bar un vaso en cada calle una chica,
el resto de Gijón envidiaba su risa.
En el puerto de Gijón ahí andaba Rambal
por las noches de hembra, por el día de chaval.
Mucho más que un marica un héroe nacional.
En el puerto de Gijón gritaron pescaderas
tan fuerte que caían niños de sus caderas,
al salir de los cuerpos no lloraban jamás,
levantaban barbilla y se echaban a la mar.
En el puerto de Gijon no entraba la madera,
chigreros y macarras tenían sus propias reglas
escritas a navaja en ventanas y puertas.
Te quiero tanto Loli, que me hierven las venas.
En el puerto de Gijón hacían lo que querían,
la rula estaba llena de caballo y lubina.
No me convenceréis, yo lo vi de pequeño.
Eso era libertad lo de ahora aburrimiento.
En el puerto de Gijón se callan las paredes,
saludaban riendo putas en los burdeles.
Preguntad a Rambal si lo veis en el cielo,
mejor diez puñaladas que un minuto con miedo.
En el puerto de Gijón todo ha cambiado mucho.
Solo importa el dinero, dónde quedó el orgullo.
Era lo que querían, malditos europeos,
volvernos puritanos, blandos, gordos y muermos.
En el puerto de Gijón ahora andan los turistas
haciéndole mil fotos al árbol de la sidra.
Esto era el progreso.
Esto era nuestra vida.
Que se muera el civismo y viva Cimadevilla.
Que se muera el civismo y viva Cimadevilla.