En la noche del 12 de marzo de 1926 se producía una enorme explosión en Estocolmo, capital de Suecia. Se trataba de un ataque para asesinar al empresario Sixten Flyborg y el suceso se convirtió en el primer atentado con coche bomba en Suecia. El empresario había pedido un taxi para regresar a casa. Sus socios, Eric von Arbin y Alexander Krüger, vieron la oportunidad perfecta que estaban buscando desde hace tiempo para matar a Flyborg, quedarse con la totalidad de la empresa y de paso cobrar un seguro de vida valorado en 100.000 coronas.