Cuando se tiene imaginación, se tiende a crear historias, con el peligro de idealizar o soñar en exceso. Conforme más historias se crean, y manteniendo los pies en el suelo, uno se percata de la idealización y evasión que crea además en las mentes ajenas. Entonces te propones crear la historia "que abra los ojos" a los demás, para que dejen de soñar y comiencen a ser realistas sin dejar de disfrutar de la ficción. Pero esa es la ironía, que uno crea usando el mismo elemento que pretende evitar, y por mucho que explique el problema, retroalimenta la fantasía.