En 2002, un adolescente onanista y misógino con serios problemas para empatizar con el género femenino y aquejado de un serio trastorno obsesivo compulsivo, creó un juego de rol tan terrible que transmitía ébola a los que lo leían. Se cree que el foco de infección de la pandemia actual se produjo porque de alguna manera llegó una copia impresa hasta África y algún insensato cometió el error de leerlo, echando luego la culpa del contagio a un pobre mono. Aquí se detalla una interesante crítica al susodicho juego.