Un político perteneciente al Partido Popular, al que mantendremos en el anonimato (porque Antonio García García no quiere que se difunda su nombre), ha sido expulsado del partido al demostrarse, sin ningún género de duda, que era completamente honrado.
Según ha podido saber la redacción de menéame, el citado político no había cometido prevaricación, ni cohecho, ni ningún otro de los delitos que dan caché a un político de bien. "¡Joder, pero si ni siquiera tenía una multa de aparcamiento!", ha declarado, completamente indignado, un destacado líder de la formación popular.
El pobre hombre teme que esto sea el fin de su carrera política, ya que con semejantes antecedentes ve difícil poder incorporarse a cualquier otro partido de los existentes en el país.
