Kim Allan es una mujer 47 años, madre de 4 hijos, que el pasado mes de diciembre batió el récord de máxima distancia corriendo sin dormir, nada menos que 311 millas (500 kilómetros) tras completar 332 vueltas a un circuito en Auckland, equivalente a 12 maratones, en 86 horas. Ya lo intentó el año pasado pero sufrió alucinaciones y perdió todas las uñas de los pies.