Durante toda su travesía Paralímpica, la mayoría de los jugadores españoles fingieron tener una discapacidad intelectual. Esta ridícula situación causó algunos momentos incómodos. «En la segunda mitad de nuestro primer partido, anotamos 30 puntos fácilmente», dice Ribagorda, según fue citado por el Huffington Post. Entonces el entrenador nos dijo, medio riendo y medio serio, que arrastráramos un poco los pies para que no fuese obvio.