Este dron de combate y furtivo no es otro que el S-70 Okhotnik (Cazador, en su traducción literal al español), un desarrollo que el Ministerio de Defensa ruso encargó al fabricante aeronáutico Sukhoi en el 2011 en respuesta a los proyectos anunciados por Estados Unidos unos años antes. El objetivo del S-70 es el de convertirse en una plataforma aérea no tripulada de largo alcance y con capacidad de ataque. Además, los requerimientos del Kremlin contemplan la dotación de propiedades furtivas que consigan hacer 'desaparecer' de los radares.