Lejos de las escuelas, miles de niños españoles se inician en el proceso formativo en sus domicilios, enseñados por sus padres al margen del sistema. ¿Cuántos? Su número aún es una incógnita, dada la oscuridad legal en la que se ve envuelta la educación en el hogar, pero probablemente abarque a varios miles. Son los hogares homeschoolers, familias que han decidido apartarse de los márgenes oficiales para ofrecer a sus hijos una educación personalizada y dentro del ambiente familiar. En España, la práctica es exótica, minoritaria y no cuenta con respaldo o protección alguna por parte de las autoridades gubernamentales. El homeschooling, en nuestro país, vive en la clandestinidad, batallando cada caso ante la justicia y sobreviviendo en condiciones de precariedad. Pero, ¿se puede en realidad educar a un niño al margen de la escuela?