La alimentación (desde la lactancia materna a la alimentación complementaria), pasando por el porteo, la gestión de las rabietas o la forma en la que dormimos han ocupado cientos de conversaciones en nuestro entorno. La mayoría de ellas conducían a lo mismo: lo equivocados que estábamos. “Se va a acostumbrar a…”, “No se es mejor madre por dar el pecho”, “Mara, ya eres muy mayor para tomar teta”, “Tendrás que quitarla la teta”, “Siempre se ha hecho así y nunca ha pasado nada”, “Se va a ahogar si le dais la comida en trozos”, “Si no come puré, no come nada”, “Si no le haces los pendientes, cuando se mayor se enfadará contigo”, “¿En la mochila no va incómoda? Ahí va peor que en un carro porque… (le das calor, se va a ahogar, va mal)”, “Se tendrá que acostumbrar a…”, “Si lo venden, es que es bueno”… Y un largo etcétera.