El proyecto investigará cómo mediante el empleo de nanoplaquetas extraídas de las fibras de tubérculos es posible aumentar la solidez de las mezclas de hormigón y lograr que sean más respetuosas con el medio ambiente. Las primeras pruebas realizadas han mostrado que añadir nanoplaquetas extraídas de la remolacha azucarera o la zanahoria a estas mezclas mejora enormemente las propiedades mecánicas del hormigón. Estos compuestos son mejores que los productos del cemento actuales en cuanto a propiedades mecánicas y de microestructura.