He aquí al droide BB8, uno de los supuestos modelos sucesores del pequeño R2D2 al que casi, casi, supera en simpatía y desde luego en habilidades. La cabeza está «separada» del cuerpo y se mantiene suavemente y en equilibrio, lo cual contribuye a un efecto increíble cuando se desplaza por el escenario. Eso y unos movimientos infantiles y con cierta capacidad empática hacen el resto.