Ya hay muchas personas que quieren tener un terminal, seguramente desde hace días, mucho antes de que la compañía lo presentase a bombo y platillo. Ah, por cierto: muchos de ellos todavía tienen un iPhone que funciona perfectamente, pero necesitan el nuevo. El autoengaño, la necesidad de pertenencia y de tener un estatus social concreto pueden estar detrás de esa sensación que te mueve el estómago y llega al cerebro en forma de pensamiento culpable con un "¡lo quiero!"