Sin duda, el primero de todos, y más grave, es la facilidad con la que un pederasta o un pedófilo podría acceder a la fotografía de nuestro hijo, descargársela de nuestro perfil y utilizarla para cualquier fin ilícito (pornografía infantil). Por ello, no se deben subir nunca a internet fotografías de los menores en las que salgan sin ropa, aunque nos puedan parecer inofensivas y familiares por estar en la piscina o en la playa, ya que nunca podemos saber dónde puede acabar ese contenido.