No solo Internet le está comiendo terrero a estos servicios, sino que ellos mismos han conseguido derrumbarse. Hoy en día, la mayoría de las personas saben que llamar a ciertos números como 902, 905, 800 y otras terminaciones raras esconden precios y tarifas abusivas. Aún con un gran proyecto de marketing sobre publicidad en televisión, al cabo de años y como es lógico, la gente desconfía. Desconfía porque le llegan noticias de que un amigo de amigos llamó al 11888 y en siete minutos le cobraron más de quince euros. Y no es de extrañar....