¿Quien no recuerda aquellos instantes agónicos? El viejo ordenador de sobremesa se quedaba paralizado, nuestro corazón dejaba de bombear, aparecía el reloj de arena y - ¡no puede ser! - ahí estaba la maldita pantalla azul que nos advertía de que algo no iba bien. La siniestra 'pantalla de la muerte' y, cómo no, su mensaje que no anticipaba nada bueno. Steve, ¿por qué nos hiciste esto?